Química orgánica antigua
Las sociedades antiguas usaban un reducido número de transformaciones químicas naturales como las fermentaciones del vino, la cerveza o la leche. También conocían la transformación del alcohol en vinagre que usaban como conservante y condimento. Las pieles se curtían y blanqueaban sumergiéndolas en orina añeja, gracias a que contiene urea que se transforma en amoniaco cuando se almacena largo tiempo, y también se usaba su capacidad blanqueante con las manchas persistentes de los tejidos. Además tenían conocimiento del proceso de saponificación; los primeros registros de fabricación de jabones datan de Babilonia alrededor del 2800 a. C.
Esquema
con los cuatro elementos griegos clásicos:
fuego • tierra • aire • agua
en relación con sus propiedades y los demás elementos.
fuego • tierra • aire • agua
en relación con sus propiedades y los demás elementos.
Los filósofos intentaron
racionalizar por qué las diferentes sustancias tenían diferentes propiedades
(color, dureza, olor...), estaban en diferentes estados (gases, líquidos y
sólidos) y reaccionaban de diferente manera ante los cambios del medio, por ejemplo
frente al agua, el fuego o al ponerse en contacto con otras sustancias. Estas
observaciones les impulsaron a postular las primeras teorías sobre la química y
la naturaleza de la materia. Estas teorías filosóficas relativas a la química
pueden encontrarse en todas las civilizaciones antiguas. Un aspecto común de
todas ellas era el intento de encontrar un número reducido de elementos
primarios que se combinarían entre sí para formar todas las demás
sustancias de la naturaleza. Solía tratarse en sustancias conocidas como el
agua, la tierra, la madera o el aire/viento, y formas de energía como el fuego
o la luz, además de conceptos abstractos como el éter o el cielo.
Varias civilizaciones diferentes coincidieron en muchos de estos conceptos, incluso
entre culturas sin contacto, por ejemplo los
filósofos griegos, indios, chinos y mayas consideraban
que el agua, la tierra y el fuego eran elementos primarios, aunque cada una de
estas culturas incluía uno o dos elementos distintos más.
En la Grecia
Clásica alrededor del 420 a. C. Empédocles afirmó que toda la
materia estaba formada por cuatro sustancias elementales: tierra, fuego, aire y
agua. En sintonía con esta creencia la escuela hipocrática sostenía
que el cuerpo humano estaba formado por cuatro humores. Aristóteles añadió
a los cuatro elementos clásicos el éter, la quintaesencia, razonando que
el fuego, la tierra, el aire y el agua eran sustancias terrenales y
corruptibles, y que como no se percibían cambios en las regiones celestiales
las estrellas y planetas no debían estar formados por ellos sino por una
sustancia celestial e inmutable.20 En
sus obras Física y Metafísica Aristóteles
desarrolla sus conceptos duales de «sustancia y accidente», «esencia y forma»,
«acto y potencia» para explicar los cambios de la naturaleza, incluidas las
transformaciones de la materia. Sus ideas sobre la composición y
transformaciones de la materia, y el resto del funcionamiento de la naturaleza,
se convirtieron en las predominantes tanto en Occidente como en Oriente Medio,
influyendo en sus culturas durante dos milenios.
Por otro lado, la
mayoría de los métodos de purificación usados en la Antigüedad se describen en
la obra de Plinio el Viejo, Naturalis Historia. Además de
describir las técnicas intenta explicar los métodos y hace observaciones muy
precisas sobre muchos minerales.
Demócrito fue
el filósofo atomista griego más renombrado.
Primeros atomistas
Las teorías iniciales
sobre el atomismo se remontan a la Antigua
Grecia y Antigua India. El atomismo griego se inició con los
filósofos Leucipo de Mileto y su discípulo Demócrito alrededor
del 380 a. C., que propusieron que la materia estaba compuesta por diminutas
partículas indivisibles e indestructibles, denominadas por ello átomos (del griego ἄτομος «sin partes», «que no se dividen»).
Afirmaciones similares fueron realizadas por el filósofo
indio Kanada en sus textos de la escuela Vaisesika en un
periodo cercano. También los jainistas de la época tenían creencias
atomistas.
Alrededor del 300 a.
C. Epicuro postuló un universo formado por átomos indestructibles en
el cual el hombre debía alcanzar el equilibrio. El
filósofo Lucrecio trató de explicar la filosofía
epicúrea al público romano en su obra del 50 a. C.,De
rerum natura (Sobre la naturaleza de las cosas).En esta obra Lucrecio
presenta los principios del atomismo, las teorías sobre la naturaleza de
la mente y el alma, y explicaciones para las sentidos y el pensamiento, el
desarrollo del mundo y los fenómenos naturales.
Tanto los atomistas
griegos como los de la India carecían de datos empíricos que
respaldaran sus creencias. Sin pruebas a sus adversarios les resultó fácil
negar sus tesis. En Occidente el atomismo nunca consiguió formar parte de la
opinión mayoritaria de la época. Aristóteles se opuso a la existencia de
los átomos en el 330 a. C. y su autoridad en el pensamiento occidental hizo que
las ideas atomistas quedaran postergadas durante siglos, hasta bien entrada
la Edad Moderna.
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